martes, 28 de agosto de 2012

Tiltil, centro de atracción de veraneantes.


En  enero de 1936 la revista "En Viaje" publicaba un pequeño inserto referido a las termas ubicadas en la Comuna de Tiltil. Parece que no constituía una gran atracción como reza su titulo ya que sobre estas termas la única información es la indicada aquí no existiendo mas referencias de ella.




El pueblo de Tiltil, tan cercano a la capital, viene convirtiéndose en un agradable centro de veraneo gracias a  los esfuerzos de la iniciativa particular y de las autoridades.
Las termas “Santa Lucia” continúan atrayendo un buen número de visitantes que van a disfrutar de sus aguas medicinales. Últimamente se han introducido algunas importantes mejoras en el establecimiento.

Los baños de Polcura también se ven muy concurridos.
Hace poco se inauguro el nuevo hotel Villa Amelia, de propiedad del señor Alfonso Urgelles, establecimiento que cuenta con toda clase de comodidades y que ofrece servicios muy económicos.

Por su proximidad a Santiago y por la excelencia de su clima, muy apropiado para enfermos, Tiltil es un sitio ideal para pasar una temporada de veraneo y, especialmente para el fin de semana.

Actualmente los vecinos y las autoridades de Tiltil están empeñados en impulsar algunos proyectos de positivo interés para esa localidad, como son las obras de terminación del camino por la cuesta La Dormida hacia Valparaíso y el de empalme con el camino a Los Andes.

Creemos que en corto tiempo, Tiltil será un punto preferido por veraneantes y turistas que deseen gozar de agradables días de esparcimiento y descanso.



Revista En Viaje. 1936

lunes, 27 de agosto de 2012

En micro, los turistas conocerán Viña y Valparaíso.


Esta información aparecida en la revista "En Viaje" entrega una manera novedosa de hacer turismo, por lo menos en esa época. Es decir un "City Tour" de los años 40, en una micro que realizaba viajes entre Valparaíso y Viña y de propiedad de  una empresa conocida por todos nosotros.




Recientemente se ha inaugurado en Valparaíso y Viña del Mar un moderno y cómodo servicio de circuitos de turismo, a cargo de una empresa particular.
Las micros, que son de moderna fabricación, tiene capacidad para 36 personas. Tienen techo de vidrio, cortinas contra el sol, ventiladores de caucho, eléctricos y todas las comodidades indispensables a esta clase de servicios.
 
Salen estas micros desde la Plaza Victoria de Valparaíso y del Hotel O´Higgins de Viña del Mar, haciendo un recorrido bastante espectacular y novedoso.
De esta manera el turista puede, por la suma de diez pesos, recorrer Playa Ancha, Las Torpederas, el centro de Valparaíso, Barón, El Recreo, Las Salinas, Montemar y Concón, en la desembocadura del Aconcagua, donde se detiene durante veinte minutos. Después regresa al Casino. El recorrido dura dos horas, durante los cuales un guía va informando a los viajeros de los detalles de cada sitio por donde pasa.

 

 
Es un servicio éste que merece francos elogios, ya que pone a disposición del público un medio fácil y económico de visitar los sitios más hermosos de Valparaíso y Viña del Mar.
 
Sería interesante que en Santiago se hiciera algo parecido. Nuestra capital tiene alrededores magníficos, desconocidos aun para los propios santiaguinos, debido a las dificultades de movilización. La Empresa del Circuito Turbus, que es la que motiva este comentario, merece tener aceptación por cuanto desarrolla una actividad que se aviene muy bien con los propósitos.
 



Publicado en Revista En Viaje. 1941
 

viernes, 24 de agosto de 2012

Primer Curso de Enfermeras




El primer curso de enfermeras, según publicaciones del año 1905, se realizo en el Hospital de San Borja, donde se ubica actualmente el Hotel Crowne Plaza y cuyo único edificio en pie es la Iglesia San Francisco de Borja.

En una sencilla ceremonia se entregaron los diplomas y títulos de la profesión a las alumnas que acababan de terminar el curso de tres años para recibirse de enfermeras en el curso organizado especialmente por el distinguido profesor doctor Moore.

Este curso es el primero que se ha efectuado en Chile para responder a una de las más imperiosas necesidades sociales, no viene de la iniciativa oficial; se debe única y exclusivamente a los desvelos y afanes del distinguido profesor Moore. La escuela dirigida por el doctor Moore, dio principio a sus clases en Mayo de 1902. Tuvo como colaboradores a los doctores Amaral, Fuenzalida, Plaut, Soza, Sanhueza y Gómez, a las señoritas doctores Carmela Quezada y Julia Gutiérrez y a la señorita abogado Matilde Brandau.

En un principio abarco dos ramas: hombres y mujeres. Los enfermeros debieron renunciar al cabo de un año a su propósito, ya que no era posible que encontraran colocación ni en el Ejército ni en la Armada Nacional, para lo que únicamente estaban preparados.

La Escuela de Enfermeras empezó con una matrícula de cien alumnas, luego se seleccionaron 52 y han pasado victoriosamente las pruebas difíciles de tres años de estudios las 28 señoritas que se recibieron el último sábado (mayo 1905).
Como hemos dicho, la escuela no tiene nada de oficial, se debe única y exclusivamente a la iniciativa  y la filantropía gratuita.


En Europa y Estados Unidos el curso dura tres años de constante práctica y estudio en los hospitales. Las nuestras han practicado en las salas y dispensarios que corren a cargo del profesor Moore y en las casas particulares donde han prestado servicios.

Las 28 enfermeras tienen formada una base bastante aceptable de ahorros pecuniarios y están todas colocadas en pleno ejercicio de su profesión. Para los hospitales de Punta Arenas han sido solicitadas cinco, Antofagasta, Talca y Constitución han pedido también el envío de enfermeras.
Un distinguido facultativo calculaba que el país necesitaba mil enfermeras para la Beneficencia y para la clientela privada.

Actualmente está en Europa estudiando la organización de estas escuelas el doctor Amaral, entusiasta propagandista en la materia.
Dadas las completas instrucciones que deben recibir las alumnas, es imposible pensar en poder formarlas perfectamente adecuadas para su cargo en menos de tres años. En ese tiempo es preciso inculcarles nociones de instrucción superior, de que a veces carecen en absoluto y darles un barniz de cultura absolutamente necesario.

Fuera de la práctica, deben adquirir nociones generales de Ciencias  Físicas y Naturales, de Anatomía, Fisiología, Higiene y Farmacia. El programa consulta también el modo de curar a las diversas clases de pacientes, hombres, señoras y niños, afecciones internas, generalidades de Economía Domestica y de Derecho Público Chileno.

Aunque esta magna obra haya pasado y pase aun desapercibida para la protección oficial, que esta vez no ha hecho honor a su renombre de fácil y abundante, a nadie se escapará la trascendental importancia que ha tenido para todos la obra generosa del doctor Moore y sus cooperadores. En Gran Bretaña está fresca en la memoria pública el recuerdo de la célebre Florencia Nightingale, que después de fundar el Cuerpo de Enfermeras inglesas en la guerra de Crimea, dedico su vida a propagar esta institución en el mundo entero.

Las “Nurses” británicas, muchas de las cuales han sido condecoradas por los Soberanos europeos, tienen una página de honor en la historia de las últimas guerras modernas y su acción en la sociedad es de un valor incalculable. Gracias exclusivamente a esta generosa obra, Miss Nightingale, paso en sus últimos años a ser una personalidad de renombre europeo.

Por el modelo de la institución nombrada han sido calcados los cursos de enfermeras chilenas.



jueves, 16 de agosto de 2012

Los trenes Renard





Su adopción en Chile

El acrecentamiento de la población y el progreso de las industrias, trae siempre la necesidad de mejorar los medios de transportes para llevar a los grandes centros de consumo los productos de la agricultura o de la industria fabril. Todos sabemos que la principal  de las causas que han producido el encarecimiento extraordinario de los artículos alimenticios que produce nuestro suelo, en estos últimos tiempos nace de la dificultad con que se movilizan, por nuestra red central de ferrocarriles, los cereales y juntamente con ellos el carbón, la leña, etc., y las demás mercaderías destinadas a ser consumidas inmediatamente.



La introducción del ferrocarril Renard, que desde algunas semanas estudia entre nosotros el industrial francés señor Malherbe, vendrá a subsanar todos los inconvenientes derivados de la deficiencia del servicio de transportes. Mediante el sistema de trenes Renard se ha conseguido suprimir la tracción propiamente dicha y reemplazarla ventajosamente por la propulsión con el auxilio de un ingenioso sistema de distribución de la fuerza motriz que permite que cada carro pueda moverse por sí solo.
La supresión del arrastre ha permitido disminuir el peso, de una manera considerable, de las antiguas locomotoras. En cuanto a los vagones, ellos significan también una gran economía. Están montados sobre seis ruedas y la plataforma  útil de cada uno tiene cinco metros de largo por dos metros y veinte centímetros de ancho; pueden transportar hasta cuatro mil kilos.


 
Breve descripción del Tren Renard

A principios del siglo XX apareció en Francia un vehículo que pronto ganó popularidad. Era una mezcla de tren y tractor. Fue un invento del militar francés Charles Renard, quien luego de realizar numerosos inventos para la aviación creó para el ejército de su país esta máquina de transporte de carga y de pasajeros.

Debido a que en muchos lugares el sistema caminero y el sistema ferroviario eran inexistentes o deficientes, el invento de Renard cobró mucha importancia por su eficacia, y hasta fue imprescindible para el transporte de piezas y máquinas pesadas en las construcciones de represas en muchos lugares de Europa y el mundo.

El tren Renard consistía en un convoy articulado de tres o cuatro coches tirados por un locomóvil, capaz de circular por caminos no muy buenos o accidentados.

El vehículo utilizaba un motor de gasolina, aunque cuando escaseaba el combustible  especialmente durante la Primera Guerra Mundial, se le acoplaba una caldera de vapor. Algunos de ellos tenían un motor de vapor, de 70 hp y podían arrastrar hasta 40 toneladas, repartidas en plataformas de 8 y 10 toneladas cada una. La máquina tenía una altura de 3.70 m y 5.90 m de largo y pesaba 14 toneladas.

La novedad del tren Renard era que podía convertir todos los vehículos que formaban el convoy en motores, a través de una transmisión que partía del locomóvil y corría a lo largo del tren comunicando el movimiento de rotación a un eje de cada vehículo. De esa manera, la función propulsora era transmitida a todos los vehículos componentes del convoy, aliviando el esfuerzo de la máquina locomóvil principal.



Por lo que podemos apreciar en esta nota. Este tipo de "tren" podría ser el precursor del metro, como también, su forma de impulsar los carros por medio de un cardan, el cual es muy utilizado en vehículos pesados, doble tracción y automóviles.

 


Esta noticia fue publicada e la Revista Zig Zag en agosto de 1907.