viernes, 27 de julio de 2012

Termas de Catillo





Así describía la revista En Viaje de 1945 las bondades de las temas de Catillo.

A 365 kilómetros de Santiago y a 26 kilómetros al noreste de Parral, provincia de Linares, se encuentran las Termas de Catillo, ocupando una suave planicie en los primeros contrafuertes de la Cordillera de los Andes, a la moderada altura de 350 metros, lo que significa una benéfica condición para los enfermos del corazón, ya que “preserva al músculo cardiaco contra inesperadas flaquezas”, según autorizada opinión médica.
El clima es suave y uniforme, sin que se adviertan cambios bruscos entre el día y la noche, siendo esta otra de las características que contribuyen eficazmente al bienestar del público.
La importancia medicinal de las aguas de Catillo, conocidas desde muy antiguo como unas de las de mayor eficacia del país, se evidencia día a día por el efecto que produce en el organismo, el que es apreciado por los pacientes a los pocos días de tratamiento y que llega hasta el completo restablecimiento de la salud por antigua y aguda que sea la dolencia. Solo se requiere para obtenerla, el aporte y cooperación del enfermo, en el sentido de seguir el método científico y someterse a la constancia que cada cual necesite.
Sabido es que el prócer de nuestra independencia, don Bernardo O´Higgins, encontró también en ellas alivio a sus dolencias reumáticas provenientes de su agitada existencia (del libro “El Ostracismo de O´Higgins”, de don Benjamín Vicuña Mackenna).
Jamás ha decaído su fama tan justamente merecida, pues año a año son verdaderas caravanas de público las que se agolpan a fin de obtener sus beneficios.



Estas termas están indicadas para las enfermedades que con mayor eficacia obran en el organismo, pueden citarse: todas las de origen interno y, muy especialmente del estomago, intestino, riñón, hígado, vesícula biliar, en todas sus manifestaciones y dolencias, reumatismo, ciática, lumbago, diabetes, neurosis, etc.

Aquí mostraremos algunos de los análisis de aguas que se hacían en esa época para certificar la calidad curativa de estas.

Muestra Nº 2 1491. Agua Mineral. Fuente vecina de la Nº 1. Inscripción 1490, fuente: “Los Ángeles”. Marzo de 1931.

Temperatura………………………………………31º

Caracteres físicos y químicos que permiten establecer su relación con la fuente “Los Ángeles”, inscrita en el Registro de las Aguas Minerales bajo el número 20, de fecha 12 de febrero de 1932.

Cloro……………………………………...Cl.  63,90
Extracto seco a 180º…………………...    382,00
Resistividad (Ohms) a  20º……………… 1.9544
Conductividad a 20º…………………….. % 1 X 10-4
Índice de refracción a 25º……………….. 1,3332

Metales y metaloides al estado de indicios. Br Y y Li.
Calificativo: Tipo igual a la fuente “Los Angeles”.
– Dr. P. Martínez
Jefe Oficina de Aguas Termales.
Dirección General de Sanidad.

Santiago, 6 de marzo de 1933.
Los análisis practicados en el laboratorio de la oficina respectiva de la Dirección General de Sanidad, en muestras de agua de las distintas fuentes de Catillo, transportadas, permiten encuadrarlas en el siguiente tipo de agua:
“Hipotónica oligometálica compleja sulfatada, clorurada-sódica, litinada, bromada, yodada, boratada y ligeramente arsenicada, con dosis regular de sílice.
Dr. P. Martínez
Jefe Oficina de Aguas Termales
Dirección General de Sanidad.

Radioactividad
Se han hecho determinaciones de radioactividad que las califican como “radioactivas”.
La temperatura de las distintas fuentes fluctúa entre 18 y 35º, esto es que hay algunas con temperatura próxima a la del cuerpo humano, por lo que se consideran “Hisotermales”.

DIPLOMAS Y PREMIOS DE HONOR
El más completo y verdadero merito de la virtud medicinal de las aguas de Catillo, es el más alto y honroso título obtenido en exposiciones de Europa, París en 1910 y en Londres en 1911, conquistando diplomas y medallas de oro de primera clase, compitiendo con 86 termas del orbe, incluso las de Vichy, en Francia.



Prestigiosos y muy conocidos médicos de nuestro país, entre otros los doctores: Profesor Ignacio Díaz Muñoz, Fernando Bravo E., Pablo Martens, Pedro N. Letelier y Pedro Martínez han prestado especial atención a las aguas de Catillo, haciendo observaciones en las mismas Termas y obteniendo los más halagadores resultados en sus importantes investigaciones.

El prestigio y auge de que gozan estas Termas se acrecienta cada vez más, por lo que se hace necesario recomendar al publico que necesita de verdadero descanso y especial atención, prefieran hacer su cura termal en los meses de septiembre a diciembre y de marzo adelante, como también asegurar con suficiente anticipación sus reservas, ya que desde enero a marzo hay gran afluencia de público.

Capacidad.
El establecimiento termal, que tiene capacidad para 300 personas, cuenta con confortables pabellones de material asísmico e incombustible, que reúnen todas las comodidades de la vida moderna.
Para personas de escasos recursos pecuniarios, también se consultan higiénicas y cómodas habitaciones a precios reducidos (¿será igual hoy día?......dudas).

Baños.
Funcionan en dos espaciosos pabellones con sus antesalas de reposo. Ubicados sobre las mismas fuentes surgentes e inmediatos a las edificaciones, lo que facilita la comodidad del baño diario sin el menor esfuerzo.

Servicio Médico.
La atención y orientación médica termal está a cargo de un competente profesional que dirige a los enfermos en la forma de obtener mayor provecho de la acción de las aguas. Por significar esta orientación el más completo beneficio a favor de los enfermos, se recomienda al público someterse a las indicaciones del médico, lo más exactamente posible.

Regímenes alimenticios.
Forman también parte de las indicaciones médicas a que hemos hecho referencia en el párrafo anterior. Se mantienen diversos regímenes para diferentes estados de los pacientes y entran en la tarifa ordinaria, salvo aquellos que requieran especial atención con servicio extra.

Correos, telégrafos y teléfonos.
Estos servicios se atienden en forma muy esmerada. Las Termas cuentan con Oficina de Correos y Telégrafos Comercial y del Estado y se atiende indistintamente por el del Estado.
Teléfono Nº 20, Parral.

Servicio religioso.
Hay servicio regular religioso, pudiéndose oír misa diariamente en la época de mayor afluencia de público.

Otros servicios.
Existen cachas de deportes, regatas, sala de lectura, juegos de salón, orquesta, bomba de bencina, peluquería, botica y Retén de Carabineros.
Juegos infantiles. Hay una atractiva plaza de juegos para niños, que ofrece condiciones de seguridad.
Bosques. El establecimiento está rodeado de hermosos bosques de pinos que son la delicia de los veraneantes por su agradable y saludable sombra y constituyen una de las más preciadas comodidades de los calurosos días de verano

Sitios de recreo.
Los aficionados a la equitación pueden hacer agradables excursiones, teniendo lindos alrededores y sitios de recreo. Se destacan los paseos a los cerros del Moño y del Auque, las Cascadas, y para los aficionados a la pesca, las riberas del Perquilauquen, muy poblada de salmones.

También estas Termas que eran visitadas por diferentes tipos de públicos recibiendo bastantes certificados de prestigio o reconocimiento, en donde elogiaban las cualidades de las aguas como también, de las mejorías experimentadas.
Entre muchos certificados, está el del señor J.M. Velasco Ibarra, Presidente de la República del Ecuador, de ese entonces:
“El efecto de las aguas termales de Catillo, ha sido mi total resurrección a la vida, al optimismo, al esfuerzo biológico. Los riñones funcionan perfectamente bien y la ictericia desapareció del todo”.
Santiago de Chile, 12 de febrero de 1944.

Movilización.
Los pasajeros que deseen ir a Catillo tienen a su disposición cualquiera de los trenes de pasajeros que se detienen en la estación de Parral. Aquellos que arriban a dicho punto en los trenes diurnos, pueden continuar inmediatamente a los baños en coches que esperan en la estación mencionada, si se ha dado aviso a la Administración de las Termas con alguna anticipación.
El viaje en auto se realiza en menos de una hora por buen camino.

Duración de la temporada.
Gracias al buen tiempo reinante en la zona, la temporada termal se prolonga algunos años hasta fines del mes de abril. Su iniciación es el mes de noviembre de cada año. Los propietarios de estas Termas estudian actualmente la posibilidad de mantener el establecimiento abierto durante todo el año, hecho que, sin duda, será recibido con viva complacencia por los numerosos concurrentes a tan privilegiado sitio de reposo y cura termal.


Por lo que se puede apreciar en la información, esta era una de las mejores Termas de la época. Ofrecía todo lo que podía estar al alcance en esos años. Lo más importante es que consideraba a las personas de estratos más bajos que aunque, me imagino, no tenia las mismas prerrogativas, podían asistir al centro termal como los demás.
Hoy este recinto cuenta con piscina, spa, restaurant y otras comodidades que me hacen pensar que varios estamos fuera ($) de poder disfrutar de esas aguas maravillas que curaban los males de nuestros abuelos………así no ma´poh…. (Chilenismo)


FOTOS ACTUALES
Pueblo de Catillo

Entrada  a las termas





jueves, 26 de julio de 2012

¿Qué fue del Canal de Ofqui?

 




En unas publicaciones aparecidas en los años 40, se hacía hincapié en la posibilidad de unir la zona de los canales a través de la construcción de vías artificiales, así se evitaría los largos trayectos que se realizaban navegando en medio de fiordos y ventisqueros, uniendo en menor tiempo puntos de esta loca geografía. He aquí un par de estas notas.

El Istmo de Ofqui y la laguna San Rafael

El trafico de embarcaciones a través del istmo de Ofqui es muy antiguo, como que en las crónicas del padre Joseph García, relatando sus viajes por los mares del sur en 1766 y 67, trata del “Desecho de Ofqui”, construido por los indios para evitar el rodeo de la gran Península Tres Montes y Taitao.
A pesar de ser tan antigua la idea de aprovechar el paso de Ofqui, de haberse hecho numerosos estudios nombrando varias comisiones para informar y por fin iniciadas las obras de apertura del canal, las opiniones sobre este particular están disconformes acerca de la practicabilidad y utilidad.
Los estudios completos sobre esta materia fueron ejecutados en los años 1908 y siguientes por el ingeniero don Emilio de Vidis, quien proyectaba un canal con cinco metros de profundidad en bajas mareas y un ancho en la base de 20 metros, asignando a los paramentos taludes de tres de base por dos de altura.


 
Según lo expresa el ingeniero de Vidis, el objeto principal de Ofqui es de hacer continuos los canales navegables, que existen hoy día desde Puerto Montt hasta la bahía San Rafael, por el lado norte y desde la bahía San Quintín y Punta Arenas por el sur.
El ingeniero de Vidis termina su informe diciendo:

“Creo que con la apertura de istmo de Ofqui se pondría una enorme superficie del país en condiciones favorables para que sus productos puedan aprovecharse, y tengo la convicción de que el sacrificio pecuniario es sumamente reducido, comparativamente con el beneficio que se sacara con el tiempo de la construcción de la obra”.

En 1931, el Ministerio de Marina, ordeno que se jalonara la senda y se trajeron datos frescos para proceder a la brevedad posible a la ejecución de la obra, para lo cual se traslado a Ofqui el Comandante Kulczewski con algún personal; se cita como un hecho extraordinario que este marino llego con un escampavía a fondearse en el propio lago, hecho que no se había realizado antes, pues llegaban  a la laguna en embarcaciones menores a vapor o  remo.
 

Por fin, en 1934, el Gobierno designo una comisión presidida por el Director General de Obras Publicas y de la que formaban parte el Director General de la Armada, señor Olegario Reyes del Río y el Almirante García Huidobro. Dicha comisión recomendó la apertura del canal que serviría:
1º. De experimentación para resolver en forma práctica los problemas de orden hidráulico que durante tantos años se han discutido sin llegar a un acuerdo, y
2º. Para dar paso a embarcaciones menores.

En los años 1936 y 1937 la Subsección Vías Fluviales del Departamento de Caminos, se ocupo de este problema y presentó un proyecto y plan de trabajo. Este proyecto estuvo a cargo del ingeniero don Joaquín Monje Mira, quien, desgraciadamente, en la época en que se iban a iniciar los trabajos, ya estaba mal de salud, por cuyo motivo no tomó a su cargo la iniciación de ellos.

En esa época, el Departamento de Ferrocarriles terminaba los trabajos del túnel Las Raíces, que en su última etapa se habían ejecutado por administración y se contaba con gente preparada y elementos de trabajo que podrían utilizarse en el canal.
Fue así como se encomendó al ingeniero don Ángel Zanghellini, la dirección de los trabajos, quien llego en el primer viaje, el 22 de noviembre de 1937 a Ofqui, en el vapor “Corcovado”, fletado especialmente para este viaje. Se instalaron campamentos y rápidamente se iniciaron los trabajos preparatorios.

 
El proyecto que se está llevando a cabo (1941), consiste en la apertura de un canal de forma trapecial, que tendrá dos mil trescientos metros de longitud y 17 metros de ancho y con una profundidad de 5 metros. Con marea alta el ancho del canal es de 20 metros.
El costo de la obra se ha previsto en 6 millones de pesos. Hasta la fecha se han invertido en las obras del canal y en la construcción del hotel Laguna San Rafael, cerca de 4 millones de pesos.
El campamento consta de casas para empleados, para obreros, bodega, maestranza, dispensario, retén de Carabineros, caminos de acceso a campamentos y faenas, muelle de desembarco, planta de luz eléctrica, etc.


El hotel Laguna San Rafael está totalmente terminado, faltando solo la instalación de radiadores y caldera para la calefacción. Su capacidad es para 40 pasajeros. Se encuentra situado a la orilla de la laguna de su nombre, frente al ventisquero a una distancia de más o menos 1.000 metros de él.
El Servicio Marítimo de la Empresa de  los Ferrocarriles del Estado tiene establecidos viajes directos de Puerto Montt a Ofqui, e barcos perfectamente cómodos, que demoran dos días en hacer el recorrido.

 
 

El esfuerzo Nacional abre a dinamitazos la puerta granítica del Istmo de Ofqui.
(Que titular)





El viajero que, demanda de bellos paisajes, sale hacia el sur de Aysén, penetra en el canal Costa y luego en el estero Elefantes, que termina en el golfo del mismo nombre y, siguiendo el curso del rio Témpanos, se llega a la laguna San Rafael, donde actualmente se realizan las obras  de apertura del Canal de Ofqui, de una extensión de más de dos kilómetros y que permitirá el paso de barcos de un regular calado. El viaje por el nuevo canal acortara considerablemente la travesía y hará mas segura la navegación.
 
Por otra parte, la laguna de San Rafael tiene un apasionante interés turístico; se halla rodeada de grandes cerros, ornados de profundos ventisqueros, cuya nieve se desliza hasta la superficie del lago, formando grandes témpanos que, a través de la luz, adquieren fantásticas tonalidades.
Las obras del Canal de Ofqui están ya bastante adelantadas y pronto la navegación a través de él ha de constituir, además de una comodidad para los viajeros, un nuevo motivo de atracción para los turistas.


 



 Revista En Viaje. Julio - Octubre de 1941.

Escudo de las Armas Españolas

 
 
Se cree que en tiempos del Gobierno de don Luis Muñoz de Guzmán a principios del siglo diecinueve periodo colonial 1802 – 1808, se aprobó el proyecto de colocar en el frontispicio del Palacio de la Moneda, un escudo que representara a las Armas Españolas.
Gobernador Luis Muñoz de Guzman
El Superintendente de la Casa de Moneda, don José Santiago Portales, hizo venir desde San Felipe, al artista y escultor, don Ignacio de Andía y Varela, con el objeto de darle a conocer el referido proyecto de confeccionar un escudo de piedra que representara a las armas españolas, rogándole hiciera el modelo en dibujo para remitirlo a España, incluso muestras de piedras para obtener la real aprobación.
Andía y Varela accedió a lo solicitado y presento el dibujo con todos los detalles, el que fue enviado a España.
Tres años, nueve meses, de asiduo trabajo demando la elaboración del enorme escudo, labrado en piedras extraídas de la cantera “La Contadora”.
Terminada la obra, Andía y Varela invitó al señor Portales a que fuera a verla, quien se hizo acompañar de otros caballeros y la dio por aprobada. Se nombro a los ingenieros españoles Felni y Antero, como peritos para evaluar el trabajo quienes dijeron al escultor: “Tasamos su obra en doce mil pesos, únicamente para que puedan pagársela; sin embargo el valor de ella, para nosotros, es tanta plata como pesa”.
El señor Portales propuso al escultor, pagarle solo seis mil pesos, pero el artista no acepto esa suma.
El señor Andía y Varela decepcionado, se traslado con su familia a la provincia de Aconcagua, dejando su trabajo armado, tendido en el patio de su casa de la calle de Huérfanos.
 
Ignacio de Andía y Varela

Llegada la Independencia, los hombres del pueblo, se entretenían arrojándole piedras al escudo, mientras otros le retiraban los tallados que representaban las balas, etc.
La revolución de la Independencia, había obtenido sus primeros triunfos y como el escudo representaba a las armas españolas, peligraba en consecuencia la obra.
El señor Juan Francisco Zegers que arrendó esa casa, al ver que manos profanas destrozaban esa valiosa obra de arte, ordeno enterrarla en el patio.
Muchos años después, siendo Intendente de Santiago, don Benjamín Vicuña Mackenna, entusiasta precursor de las bellas artes, al tener noticias de que ese escudo se encontraba sepultado más de 50 años, obtuvo de los deudos del escultor: señores Manuel Varela y Francisco Javier Mandiola, la donación de esta valiosa obra de arte, y fue así como el 13 de Junio de 1872, ordeno el Intendente desenterrarla y efectuadas las reparaciones necesarias encomendadas al experimentado tallador don Andrés Steimbuk, fue exhibida en la Exposición Nacional de Artes e Industrias que se llevo a efecto en Septiembre de aquel año, con motivo de la inauguración del Mercado de Abasto (Mercado Central).
 
 
Clausurada la Exposición, Vicuña Mackenna, hizo colocar el escudo en el Cerro Santa Lucia, en el arquitrabe (*) de la portada que da acceso a la plazuela de dicho cerro, sitio donde se encuentra a la fecha.
Para dar algunas ideas de su valor, se extraen de las Memorias escritas por el Capitán de Artillería, don Ambrosio Letelier, quien con acopio de detalles, dice lo siguiente sobre la obra indicada:
“Este verdadero monumento de arte, tallado en piedra de cantería, es debido al cincel del célebre escultor chileno don Ignacio de Andía y Varela”.
Más adelante agrega el señor Letelier, refiriéndose a los detalles del escudo:
“Las formas bien terminada, los contornos bien delineados, los perfiles acentuados vigorosamente; la artística proporción del conjunto y los detalles, todo ese grupo de piedra está demostrando al primer golpe de vista, la grandeza de genio que impulsaba aquel cincel admirablemente manejado.
La corona real de España, está perfectamente bien modelada, con sus diamantes y sus joyas en relieve; como el mundo que la espera, y sobre este mundo, la cruz de Cristo, símbolo de las leyes católicas.
Los dos leones que soportan esta corona, parecen estar vivos, y se imponen por su actitud fiera y majestuosa; por sus ojos abiertos, sus dientes y garras amenazadoras, su melena encrespada, sus nervudos brazos y vigorosas patas traseras que, al impulso de la cólera, descubren los robustos tendones de su fuerte musculatura.
Los trofeos de armas y banderas, que sirven de pedestal y de adorno al grupo, acaban de completar la verdad y maestría del cuadro. Las bocas de los cañones, que asoman por debajo, las pilas de balas, las cajas de guerra con sus tirantes cruzados, los trofeos de fusiles, lanzas y sables, los pabellones de banderas, con sus pliegues de banderas también ondulados, los cascos y corzas; las armaduras de hierro de los antiguos caballeros, todo está modelado, delineado y ordenado con tal arte y gracia y precisión, cada objeto tan acabado, hasta en sus menores detalles, que verdaderamente al contemplarlo y estudiarlo la imaginación no alcanza a comprender, como es que haya existido un hombre que tuviera talento con creces y la paciencia para llevar a término una obra semejante”.
Es interesante conocer un poco mas de este escultor, don Ignacio de Andía y Varela.
Este señor, nació en Santiago, el 2 de febrero de 1757, en la calle Catedral, en la casa llamada “El Consulado”, donde se encontraba el antiguo Congreso Nacional.
El señor Andía y Varela, fue el primer artista nacional que plasmo en sus pinturas a los mapuches a fines del siglo dieciocho, pintando su cuadro a la acuarela, titulado “Parlamento de Lonquino”, en un viaje que efectuó al sur, con el Gobernador, Barón y Márquez de Osorno, don Ambrosio O´Higgins. Este viaje también lo aprovechó el señor de Andía y Varela para traerse una hermosa colección de maderas de esas selvas vírgenes, que después las colecciono en un catalogo y conservándolas cuidadosamente.
Es autor de los dibujos para construir un monumento a la Independencia, que los patriotas intentaron realizar aun en los tiempos en que gobernaba don Ambrosio O´Higgins.
Son obras también de este escultor, las dos pilastras de piedra de la escala del segundo patio de la Casa de Moneda, en que esta clavada la reja de fierro. La parte inferior representa unas piernas de hombre con calzón corto, medias largas, antiguas sayuelas (camisa) y zapatos con hebillas, siendo lo demás de la parte superior de la obra, una especie de chapitel o perilla tallada con mucho gusto y que terminaba en una hermosa piña.
 
 
Se supone que la parte de piedra de los pilones de este patio, fueron hechos también por este escultor, dedicando uno de los pilones al señor Muñoz de Guzmán, en el que se ve un pequeño escudo español bastante bien ejecutado. El otro fue dedicado al señor Portales; no hay duda que esos pilones fueron confeccionados a fines del siglo dieciocho y sin costo alguno.
El Escudo Nacional, ese primer emblema que tuvieron los patriotas, fue a su vez obra del señor Andía y Varela y que tallado en madera se coloco en la puerta principal del Palacio de la Moneda, para celebrar el aniversario de la Primera Junta de Gobierno, festejo que Carrera aplazo hasta el 30 de Septiembre.
 


Es así mismo autor de un hermoso cuadro al oleo denominado “Alegoría de la Muerte” y el confeccionado para la obra de su pariente, el jesuita Manuel de Lacunza: “La Venida del Mesías en Gloria y Majestad”.

 
Falleció el señor de Andía y Varela el 13 de Agosto de 1822, a los 65 años, siendo sus restos sepultados en la Iglesia de la Compañía que fue reducida a cenizas el 8 de diciembre de 1863.



 

Referencias:

(*) Arquitrabe (en italiano: architrave), en la arquitectura clásica, es la parte inferior del entablamento o conjunto de piezas que se apoyan directamente sobre las columnas. Su función estructural es servir de dintel, para transmitir el peso de la cubierta a las columnas.
Wikipedia.